domingo, 23 de octubre de 2011

Saxifragas de Madeira

Hijas blancas de la lava negra

Andaba yo obsesionado buscando el ancestral helecho Asplenium anceps por las montañas volcánicas de Madeira. Había viajado expresamente para verlo y fotografiarlo. Me quedaban sólo dos días para encontrarlo y no me resignaba a volver a Mallorca con las manos vacías, es decir, sin las tan ansiadas fotos de esta planta primitiva, progenitora de toda una saga de helechos cuyos descendientes híbridos pueblan las rocas de la Serra de Tramuntana de Mallorca. Con mi coche de alquiler circulando despacio por las empinadas y retorcidas carreteras del centro de Madeira me dirigía hacia la localidad de Curral das Freiras. 

Flores de la endémica Saxifraga pickeringii dirigidas hacia la luz como pequeñas antenas parabólicas. Recomiendo ampliar las fotos con un doble click para ver mejor los detalles.

Como hacemos todos los aficionados a la botánica cuando circulamos por caminos y carreteras, iba con el ojo derecho mirando las plantas de la cuneta y las laderas rocosas y con el ojo izquierdo pendiente de la circulación. En Madeira la gente circula a gran velocidad y varios conductores ya me habían llamado la atención con el cláxon por ir despacio. Para no entorpecer tanto la circulación paraba el coche cada varios kilómetros y recorría a pié un buen trecho de carretera, una cuneta en la ida y la otra cuneta en la vuelta. 

Por si no lo sabéis, las cunetas de las carreteras tienen una biodiversidad impresionante, son de fácil acceso y contienen una amplia muestra de las plantas de los bosques y campos por los que discurren. Las laderas de las montañas de Madeira suelen tener una gran pendiente y acceder a ellas es muchas veces imposible sin un equipo de escalada. Por eso son tan prácticas para los botánicos las carreteras y las típicas levadas que canalizan el agua de las montañas hacia las terrazas de los cultivos y hacia las poblaciones.

En una de mis paradas, ya un poco mareado de tanto escanear con la vista las laderas rocosas que bordeaban la carretera, de pronto ví una plantita a dos metros de altura cuyas florecillas blancas parecían farolillos luminosos en la oscuridad del bosque de laurisilva por el que discurría la carretera. Era una Saxifraga pickeringii, un raro endemismo maderense que visto de cerca emociona por la belleza de sus flores y sus hojas carnosas.

Saxifraga pickeringii sobre una pared rocosa con las raíces ancladas en una grieta rellena de musgos y líquenes descompuestos. Este endemismo crece en la alta montaña fresca y húmeda y soporta temperaturas que no bajen de 5ºC. Se diferencia de la Saxifraga maderensis, también endémica, por sus hojitas carnosas y por los tallos de las inflorescencias que en condiciones de mucha luz o sol directo adquieren un intenso color rojo por su riqueza en antocianos. Las hojas viejas también se vuelven rojas antes de secarse. Los pétalos de las flores son cortos, anchos y más redondeados que en la Saxifraga maderensis.

Frondosa Saxifraga pickeringii en la ladera rocosa de una montaña volcánica orientada hacia el noroeste. Su identificación es fácil por los pétalos redondeados de las flores y las hojas carnosas.

Hábitat de la Saxifraga pickeringii. Ampliando la foto con un doble click se ven mejor los detalles.

Bellísimas y luminosas florecillas de Saxifraga pickeringii con sus pétalos redondeados de un blanco inmaculado que brilla con luz propia. Las anteras de los estambres tienen un bonito color rojo-anaranjado.

Hojas carnosas de Saxifraga pickeringii con los tallos de las inflorescencias de color rojo y las hojas viejas también rojas.

Este día, el antepenúltimo de mi viaje a Madeira, tampoco encontré mi ansiado helecho Asplenium anceps, pero encontrar la pequeña saxifraga me alegró la mañana y mi dicha fué todavía mayor cuando en el camino de vuelta tuve que parar el coche repentinamente en la cuneta porque acababa de ver otro endemismo, el helecho híbrido Ceterach lolegnamense, una rareza botánica alohexaploide con tres genomas completos en el núcleo de sus células. Por suerte al día siguiente por fin pude ver el tesoro botánico que me había llevado a Madeira. En lo alto del Monte Poíso, a 2.000 msnm, encontré una numerosa población del macaronésico Asplenium anceps, abuelo de nuestro Asplenium azomanes y bisabuelo del Asplenium x tubalense que pueblan las paredes de los bancales del Valle de Sóller en Mallorca.

La otra saxifraga endémica de Madeira, Saxifraga maderensis, la encontré el último día de mi viaje en el magnífico Jardín botánico de Funchal. Los ejemplares que ví no eran cultivados. Crecían de manera natural entre las bellas plantas exóticas del jardín. Eran plantas diminutas, pero la belleza luminosa de sus florecillas blancas atraía la mirada hacia ellas como si de pequeños imanes se tratase.

Diminuta Saxifraga maderensis rodeada de otras plantas silvestres en una zona muy sombría del Jardín botánico de Funchal. Tuve que hacer la foto con flash.

Misma Saxifraga maderensis anterior vista desde más cerca. Sus florecillas tienen los pétalos más estrechos y alargados que la Saxifraga pickeringii.

Joven Saxifraga maderensis con sus hojitas de un vivo color verde claro que se diferencian de la Saxifraga pickeringii por no ser carnosas.

 Flores de Saxifraga maderensis de pétalos estrechos y alargados. Como en la otra saxifraga, las anteras de los estambres tienen un vivo color rojo-anaranjado.

Y por último, para que se puedan distinguir fácilmente las dos especies, en esta imagen combinada se pueden ver las diferencias en las flores.

En la pequeña isla vecina de Porto Santo crece la endémica Saxifraga portosanctana, pero no dispongo de fotografías suyas. Tendré que volver un día a Madeira a mediados del mes de mayo y visitar en una escapada con el ferry la Isla de Porto Santo. Espero tener suerte y encontrar este raro endemismo para poderlo compartir con vosotros.



jueves, 20 de octubre de 2011

Vincetoxicum menorquín de flores rosadas.

¿Una nueva especie? ¿Un híbrido?

La conservadora del Jardín Botánico de Sóller me contó su historia. Hace unos diez años un aficionado a la botánica de Menorca encontró en un barranco de la isla una especie de Vincetoxicum muy diferente a las dos especies habituales, la de flores negras y la de flores blancas. Este tenía las flores de un vivo color rosado con el centro blanco-amarillento. Sospechando que había encontrado un pequeño tesoro, recogió semillas y las mandó al Jardín botánico, donde procedieron a sembrarlas en la sección de plantas autóctonas de las Islas Baleares.

Flor de Vincetoxicum de Menorca fotografiada a finales de abril. Parece una pequeña estrella de mar que brilla con luz propia. ¡Qué bonita!, ¿verdad? Como puede verse las hormigas son muy golosas de su néctar y actúan como verdaderas polinizadoras.

Las semillas germinaron y tras varios años de crecimiento dieron sus primeras flores. Genéticamente hablando la planta no parece híbrida pues en teoría sus flores deberían ser integramente rosadas, a medio camino entre el granate oscuro casi negro del Vincetoxicum nigrum y el blanco ligeramente amarillento del Vincetoxicum hirundinaria.

Intrigado por saber más sobre esta Asclepiadaceae intenté encontrar información sobre ella y no hallé nada. Busqué especies de flores rosadas en Europa y la Cuenca Mediterránea y tampoco tuve suerte. Entre las fotografías sobre Vincetoxicum que muestra el buscador Google no hay ninguna parecida. 

Imagen combinada con las flores de los tres Vincetoxicum.

Contacté con un profesor de botánica de la Universidad de las Islas Baleares, le hablé de esta planta y le mandé unas cuantas fotos, pero no supo decirme nada pues desconocía su existencia. Le pregunté qué nombre le podía poner para insertar las fotos en mi página web y me sugirió que provisionalmente la llamase Vincetoxicum hirundinaria var. balearicum. Si al final resulta ser una especie nueva su nombre podría ser Vincetoxicum minoricensis, como la famosa Lysimachia minoricensis ya extinta en la naturaleza. Cuando avance y se haga más fácil y barato el estudio del genoma, entonces tal vez haya sorpresas. Los genes no mienten.

En la vasta obra científica aun sin terminar sobre la Flora Ibérica sólo se mencionan dos especies en territorio español, ambas presentes en la Isla de Menorca: Vincetoxicum nigrum y Vincetoxicum hirundinaria.

Brotes nuevos del Vincetoxicum de Menorca en abril.

Hace tres años contactó conmigo por email un eminente científico francés, René Sforza, muy interesado en ver plantas de Vincetoxicum nigrum de Mallorca. Estaba haciendo un estudio de las plagas que afectan a esta planta con la finalidad de encontrar un enemigo natural que sirva para el control biológico del Vincetoxicum nigrum introducido y asilvestrado en Canadá y norte de USA, donde esta planta mediterránea ha proliferado tanto que se ha convertido en una plaga incontrolable. De nada han servido los herbicidas químicos, pues resulta ser resistente a todos. 

 Flores de Vincetoxicum de Menorca en mayo.

Unos días después el Profesor Sforza vino a Mallorca y le enseñé varias docenas de plantas de Vincetoxicum nigrum que crecen en las montañas de la Serra de Tramuntana. De cada una de ellas guardó unas cuantas hojas en sobres separados para estudiarlas tranquilamente una vez de vuelta a Francia. Le interesaba sobretodo encontrar algún hongo o virus patógeno para los Vincetoxicum.

Le hablé del Vincetoxicum de flores rosadas y fuimos a verlo al Jardín botánico. Me dijo que conocía decenas de especies de Vincetoxicum mediterráneas y americanas, pero aquellas flores rosadas eran desconocidas para él. Me sugirió que tal vez se trataba de un híbrido, pero que para asegurar su identidad hacía falta un estudio genético.

Fruto de Vincetoxicum de Menorca todavía inmaduro.

Cada primavera sufre la parasitación despiadada de miles de pulgones de la especie Aphis nerii.

 Por suerte los pulgones respetan las flores y el Vincetoxicum puede reproducirse.

Aunque lógicamente los pulgones debilitan la planta sorbiéndole la savia, ésta es tan vigorosa que soporta perfectamente la parasitación sin daños aparentes.

Así pues esta curiosa asclepiadácea sigue siendo una desconocida para la ciencia. Nadie se interesa por ella y permanece todavía sin estudiar. No se sabe si es una especie, una subespecie, una variedad o un híbrido. Por suerte su supervivencia está asegurada gracias al Jardín botánico de Sóller que la cuida con esmero y guarda sus semillas en el Banco de Germoplasma, uno de los más ricos en especies del Mediterráneo.


miércoles, 12 de octubre de 2011

Mandragora autumnalis: bella y peligrosa


La Mandragora autumnalis es una pequeña planta de floración otoñal perteneciente a la família de las Solanaceae. Es muy rica en alcaloides atropínicos como la atropina y la escopolamina que la hacen muy tóxica y peligrosa. Dichos alcaloides utilizados por separado en bajas dosis son bien conocidos por la medicina moderna, pero en la antigüedad no era posible separarlos y sus efectos tóxicos se sumaban, llegando a causar la muerte a quien consumía sus hojas, frutos o raíces. Ya en tiempos de Plinio el Viejo, hace unos 2.000 años, en la campaña militar de Roma contra los germanos, los cirujanos daban a mascar un trozo de raíz de mandrágora a los heridos para aturdirlos antes de operarles o amputarles un miembro, ya que tiene un fuerte efecto anestésico. En la Edad Media fué una de las plantas más utilizadas en brujería por sus efectos alucinógenos. Era uno de los componentes básicos del ungüento con el que las brujas se untaban sus genitales en los aquelarres, consiguiendo así un fuerte efecto afrodisíaco y delirante, llegando a creer que volaban y copulaban con Satanás.

 
Bellísimas flores de mandrágora a principios de otoño. Su vivo color azul-violeta brilla con luz propia. Todas las fotos pertenecen al único ejemplar cultivado en el magnífico Jardín botánico de Sóller en Mallorca. Recomiendo ampliar ésta y las siguientes imágenes con un doble click para apreciar mejor los detalles.

Hojas de Mandragora autumnalis en marzo. La planta pierde las hojas en verano, permaneciendo en estivación hasta las primeras lluvias del otoño. Sus hojas lanceoladas forman una roseta basal. Son rugosas con el borde ligeramente ondulado. El tallo es corto y brota de una larga y gruesa raíz que llega a penetrar hasta un metro en el suelo. Precisamente la tendencia de la raíz a dividirse en dos bifurcaciones en forma de dos piernas le da a la planta arrancada un aspecto antropomórfico que en la antiguedad acrecentó su carácter mágico.

Misma mandrágora anterior en plena floración en octubre. Las flores son hermafroditas y su corola suele ser blanquecina con tintes azulados, rosados o violáceos más o menos intensos.

La belleza y la pureza de las flores es extraordinaria. Sus órganos reproductores están formados por cinco estambres, dos de ellos más largos que los otros tres, con las anteras de un bonito color rosado y el polen blanquecino y un largo pistilo con el ovario en su base y en su extremo el estigma bilobado o trilobado de un suave color amarillento. Recomiendo ampliar la imagen con un doble click.

 Flor rosada de mandrágora a mediados de octubre. Se ven muy bien los abundantes tricomas que cubren el envés de los pétalos.

Detalle de los cinco estambres y el pistilo de la flor anterior.

Visión lateral de una flor de Mandragora autumnalis. El cáliz es turbinado con cinco sépalos soldados en un tubo en su parte basal y prolongados en cinco lóbulos más largos que el tubo. La corola es campanulada con cinco lóbulos en forma de pétalos soldados en su base.

Frutos en distintas fases de maduración. Al principio tienen un intenso color verde oscuro y a medida que van madurando van adquiriendo un bonito color anaranjado.

Fruto inmaduro en noviembre. Los cinco lóbulos del cáliz están bordeados por largos tricomas.

Frutos maduros de Mandragora autumnalis en noviembre. Uno de ellos está parcialmente comido por los caracoles y babosas que son inmunes a los alcaloides atropínicos.

Detalle de las semillas de Mandragora autumnalis

Las semillas de mandrágora para germinar deben superar dos obstáculos:

El primero recibe el nombre de letargo externo y está causado por la impermeabilidad de la cutícula que recubre las semillas que impide la entrada de la humedad y la hidratación del embrión. Se supera con la estratificación de las semillas en tierra durante muchos meses, a veces hasta tres años,  por la acción de los hongos y bacterias del suelo que escarifican la cutícula y rompen su impermeabilidad. De manera artificial se puede superar el letargo externo de forma rápida sometiendo las semillas a la acción de un ácido como el sulfúrico o una base como la lejía durante varios minutos. Su acción corrosiva escarifica la cutícula y facilita la posterior hidratación del embrión. De forma más lenta y más natural se consigue lo mismo simplemente estratificando las semillas en tierra vegetal durante varios meses. 

El segundo obstáculo es el letargo interno del embrión de la semilla que permanece "dormido" y sólo despierta después de soportar varios meses de frío intenso durante el invierno. De manera artificial se puede superar el letargo interno guardando las semillas en tierra vegetal húmeda dentro de un recipiente cerrado en el interior del frigorífico durante varios meses. 

Superados los dos letargos, tanto en la naturaleza como de manera artificial, las semillas germinan en el siguiente otoño o bien en primavera, aunque a veces pueden tardar hasta tres años.



jueves, 6 de octubre de 2011

Aristolochia bianorii: la belleza en miniatura

La Aristolochia bianorii es uno de los endemismos más bonitos de Mallorca y Menorca. Le gusta vivir entre piedras y rocas calcáreas, tanto en zonas costeras como en las montañas. Es frecuente encontrarla creciendo en las grietas de las rocas donde sus raíces penetran profundamente en busca de la humedad retenida al fondo de la grieta. Sus tallos poco ramificados de hasta 50 centímetros suelen crecer postrados y desparramados, pero si encuentran un pequeño arbusto no dudan en trepar sobre sus ramas. Florece durante los meses de invierno y primavera. Pertenece a la família de las Aristolochiaceae y su genoma contiene 6 pares de cromosomas ( 2n = 12 )

Sus hojitas como pequeños corazones raramente superan los 2´5 centímetros de longitud. Son ovado-oblongas, cordadas en la base, pecioladas y glabras. Recomiendo ampliar las fotos para apreciar mejor los detalles.

En esta imagen se ven muy bien los detalles de las hojas. Sus curiosas flores, fotografiadas en junio, son zigomorfas con un solo plano de simetría y se llaman perigonios. Tienen forma de tubo amarillento recorrido longitudinalmente por líneas pardo-moradas con el extremo ensanchado y vuelto hacia abajo como una pequeña capucha. En el borde de la abertura de la flor y en su interior hay abundantes tricomas.

 Las flores de unos 2 centímetros de longitud son solitarias, axilares, pedunculadas y ginandras, es decir, son hermafroditas con los órganos sexuales masculinos y femeninos soldados entre sí. En la parte baja ensanchada del tubo está el androceo con seis estambres en su interior los cuales rodean al pistilo con el que están soldados y justo por debajo hay un engrosamiento del pedúnculo llamado gineceo que contiene el ovario dividido en seis compartimentos. La flor de la imagen fué fotografiada en abril.

Frutos de Aristolochia bianorii en forma de cápsula con seis valvas. La foto fué tomada a finales de junio.

Detalle de un fruto umbilicado en el centro con las seis valvas que contienen las semillas. Comparándolo con la yema de los dedos se aprecia mejor su diminuto tamaño.



sábado, 1 de octubre de 2011

Blechnum spicant: nacido para vencer

El Blechnum spicant subsp. spicant es quizás sin exagerar uno de los helechos más rústicos, adaptables y resistentes de la família de las Blechnaceae. Es capaz de vivir tanto a pleno sol como en la más oscura de la penumbras, tanto en zonas permanentemente húmedas con las raíces encharcadas durante todo el año como en suelos resecos que sólo reciben la humedad del rocío aportado por la lluvia horizontal. Su adaptabilidad le permite incluso soportar el frío polar del sur de Islandia. Sin embargo, donde mejor se siente es en el agradable y paradisíaco clima subtropical de los archipiélagos de la Macaronesia. Prefiere crecer como rupícola sobre paredes verticales con sus frondes estériles orientadas hacia la luz. 

Numerosos ejemplares de Blechnum spicant creciendo en una pared vertical en un claro de un bosque de laurisilva cercano a la ciudad de Funchal de la Isla de Madeira. En la parte superior se ven algunas frondes fértiles verticales en contraste con las frondes estériles que tienen un hábito horizontal. Recomiendo ampliar las fotos con un doble click para apreciar mejor los detalles.

Vigorosas frondes estériles de Blechnum spicant fotografiadas en la Caldeira do Faial del Archipiélago de las Azores. En la parte superior de la imagen se ven algunas hojas de la alóctona asilvestrada Hydrangea macrophylla, vulgarmente llamada Hortensia.

Bajo las frondosas copas de los árboles de laurisilva del Sendero de las Vueltas de Taganana en pleno Parque Rural de Anaga de la Isla de Tenerife crecen estos ejemplares de Blechnum spicant en un ambiente de intensa penumbra. La fotografía fue tomada con flash a mediados del mes de mayo.

El Blechnum spicant tiene una amplia distribución. Además de la Macaronesia, a excepción de las Islas de Cabo Verde, también vive en Europa, Islandia, norte de Africa, Asia Menor y el Cáucaso. 

Presenta dos variedades:

1--el Blechnum spicant subsp. spicant var. spicant que tiene las frondes fértiles y estériles muy diferenciadas entre si. Las primeras son erectas con las pinnas separadas y las segundas péndulas con las pinnas muy juntas.
2--el Blechnum spicant subsp. spicant var. homophyllum que tiene todas las frondes erectas con escasas diferencias entre fértiles y estériles. Las pinnas de las frondes fértiles, además, están menos separadas que en la variedad spicant. 

Frondes estériles fotografiadas en la Isla de Faial del Archipiélago de las Azores, brotando en pleno mes de mayo con el aumento de las temperaturas de la primavera.

La variedad spicant es la más abundante y más ampliamente distribuida, mientras que la variedad homophyllum es mucho más escasa y sólo vive en Galicia y Portugal.

Haz de una fronde estéril con las pinnas sin pecíolo insertadas directamente en el raquis. En las frondes fértiles las pinnas son pecioladas. Las frondes del Blechnum spicant son muy coriáceas y rasposas al tacto. Parecen de plástico. La lámina es oblongo-lanceolada más ancha en su parte central.

Envés de una fronde estéril con el raquis muy prominente. Las pinnas presentan unas nerviaciones paralelas ligeramente oblícuas a cada lado del nervio central que parecen soros inmaduros.

Blechnum spicant subsp. spicant var. spicant en mayo en el momento de su máximo esplendor con las vigorosas frondes fértiles erectas y la roseta de frondes estériles horizontales en la parte inferior. Se puede apreciar mejor su belleza ampliando la foto, que fue tomada en mayo en el Parque Natural de Madeira.

Frondes fértiles del helecho anterior vistas de cerca. Llama la atención el intenso color rojo sangre del pecíolo y el raquis. A diferencia de las frondes estériles, las fértiles tienen las pinnas muy separadas y pecioladas.

Detalle del pecíolo y el raquis de las frondes fértiles con su bonito color rojo. Las frondes estériles tienen un pecíolo mucho más corto de color verde.

Haz de una fronde fértil de Blechnum spicant subsp. spicant var. spicant. Se aprecia la impronta de los soros que están en su envés y el borde denticulado de las pinnas.

Envés de la fronde anterior con los soros iniciando la maduración. Se ven los esporangios como bolitas negras bajo el indusio blanquecino a punto de iniciar la dispersión de las esporas.

Soros ligeramente más maduros que los de la foto anterior. Se distribuyen en dos hileras paralelas muy juntas siguiendo el nervio central de la pinna. Cada soro está cubierto por un indusio blanco bien desarrollado. Con frecuencia los soros son confluentes formando cenosoros contínuos. Se aprecia el borde espiculado de las pinnas con pequeñas dentículas. Se ve también el detalle de la inserción de las pinnas en el raquis con un pequeño pecíolo. En la Doodia caudata, otra blechnácea muy parecida, las pinnas de las frondes fértiles no tienen pecíolo y se insertan directamente en el raquis con una amplia base de inserción. (Ver el artículo de la Doodia caudata)